Junio 3 de 2013
Un artículo publicado en "The Australian Prescriber", una revista independiente encargada de la revisión de temas farmacoterapéuticos, alerta a los profesionales de la salud acerca de los riesgos asociados al uso de estatinas en los ancianos (1).
¿Qué son las estatinas?
Las Estatinas (inhibidores de hidroximetilglutaril coenzima A reductasa) son los fármacos más comúnmente utilizados para reducir los niveles de colesterol. La prevalencia del uso de estatinas aumenta con la edad, por lo que el equilibrio entre la evidencia de sus beneficios y el riesgo de efectos adversos, como miopatía o deterioro cognitivo, puede cambiar.
¿Son eficaces las estatinas en los ancianos?
Las personas mayores tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, los estudios epidemiológicos sugieren que el riesgo relativo de enfermedad coronaria asociada con altos niveles de colesterol, disminuye con edad (2). Además, en la tercera edad, existe una relación inversa entre el colesterol alto y el riesgo de evento cerebrovascular (3) y existen datos contradictorios sobre la relación entre el colesterol alto y la mortalidad no cardiovascular.
¿Cuándo se debe interrumpir el tratamiento?
- Cuando los profesionales sanitarios y los pacientes están de acuerdo en que no hay ningún beneficio clínico del tratamiento, o los riesgos son mayores que cualquier beneficio potencial.
- En los pacientes con discapacidades físicas o cognitivas severas.
- Ante efectos adversos graves como la miositis, rabdomiólisis o insuficiencia hepática grave
- En presencia de síntomas o signos compatibles con efectos adversos por la exposición a estatinas, tales como mialgia, elevación moderada o grave de las enzimas hepáticas, deterioro cognitivo o la fatiga.
- Cuando se necesita usar un medicamento que interactúa con las estatinas (aumentando el riesgo de toxicidad).
Conclusión
La evidencia apoya el uso de estatinas para la prevención secundaria de la enfermedad coronaria en adultos mayores. Sin embargo, este grupo de edad tiene un mayor riesgo de efectos adversos, particularmente miopatía. Es probable que disminuya el riesgo de eventos vasculares, pero aumenta el de miopatías.
El manejo del adulto mayor se basa en la extrapolación de datos disponibles y la reevaluación frecuente de la patología y la fisiología, que cambia con el tiempo.
Se necesitan ensayos clínicos en personas mayores, con criterios de valoración clínicamente relevantes para informar sobre el uso de estos medicamentos en este tipo de pacientes.
Referencias
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